Ayer estuvimos en las Bardenas Reales, un lugar con los paisajes desérticos más impresionantes de Navarra.
Pocos kilómetros antes de entrar en el Parque Natural, paramos para fotografiar unas campas repletas de amapolas. Es una de las fotos que soñaba en hacer algún día, no se si es por su intenso color rojo o la delicadeza que transmiten sus pétalos, pero me encantan las amapolas. ¡Había tantas que me daba pena pisar alguna!
A pesar del atractivo visual que desprenden, no me pareció nada sencillo hacer una buena composición. Empecé a jugar con la profundidad de campo, resaltando las que mejor apariencia tenían. Luego probé con encuadres más cerrados, buscando pequeños detalles como en la siguiente imagen.

Después de pasar toda la tarde en este mar de flores, nos metimos al parque antes del atardecer. Hicimos algunas fotos con los últimos rayos dorados que iluminaban Piskerra, combinándolo con el movimiento de la hierba que bailaba al ritmo de un viento muy sutil.

Pocos minutos después, vimos cómo se asomaba la lunacon timidez.

Cuando se escondió el sol, aprovechamos los minutos del crepúsculo para cenar unos sándwiches y preparar rápidamente la cámara para las fotos nocturnas.